Oración de la Mañana

1 de marzo

¡Buenos días!

     Hoy vamos a reflexionar sobre la importancia del silencio en situaciones que Dios ha decidido sobre ellas.

En esa ermita había una cruz muy antigua. Muchos acudían ahí para pedirle a Cristo algún milagro. Un día llegó el ermitaño Haakon, se arrodilló y dijo:

-Señor, quiero padecer por ti, quiero reemplazarte en la cruz.  El Señor habló:

-Siervo mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición.

-¿Cuál, Señor?, preguntó con acento suplicante Haakon.

-Escucha: Suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de guardar silencio siempre. 

Haakon contestó:-Os lo prometo, Señor.

Y se efectuó el cambio. Nadie reconoció al ermitaño, colgado con los clavos en la Cruz. Un día, llegó un hombre de aspecto prepotente y después de haber orado dejó allí olvidada su cartera. Haakon lo vio y calló. Tampoco dijo nada cuando un mendigo, que vino dos horas después, se apropió de la cartera. Ni tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró ante él para pedirle su gracia antes de emprender un largo viaje. Pero en ese momento volvió a entrar el primer hombre en busca de la bolsa. Al no hallarla, pensó que el muchacho se la había apropiado.

-¡Dame la bolsa que me has robado!, le dijo.

El joven sorprendido, replicó:

-¡No he robado ninguna bolsa!

-¡No mientas, devuélvemela enseguida!

Y arremetió furioso contra él. Iba a pegarle. Sonó entonces una voz fuerte: ¡Detente!. Haakon, no pudo permanecer en silencio, gritó, defendió al joven, increpó al hombre por la falsa acusación.  Éste quedó anonadado, y salió despavorido de la ermita. El joven salió también porque tenía prisa para emprender su viaje. Cuando la ermita quedó a solas, Cristo se dirigió a su siervo:

-Baja de la Cruz. No sirves para ocupar mi puesto. No has sabido guardar silencio.

-Señor, dijo Haakon, ¿cómo iba a permitir esa injusticia?

Cambiaron de lugar y el Señor habló:

-Tú no sabías que el primer hombre traía en su bolsa el precio de la usura y la maldad. El mendigo, por el contrario, tenía necesidad de ese dinero para curar a su hijo gravemente enfermo; en cuanto al muchacho que iba a ser golpeado, sus heridas le hubiesen impedido realizar el viaje que para él resultaría fatal, ahora, hace unos minutos acaba de zozobrar el barco y él ha perdido la vida. Tú no sabías nada. Yo sí sé. Por eso callo.

Y el señor nuevamente guardó silencio.                

                                                  Irving Orrillo Zacarías

Ahora piensa y contesta a estas preguntas

RECORDANDO ACCIONES:

  1. ¿Qué iniciativa tuvo Haakon y por qué?
  2. ¿Por qué Cristo acepta ser remplazado?
  3. ¿Qué recomendación le da Cristo a Haakon?
  4. ¿Por qué decidió hablar Haakon?
  5. ¿Por qué se molestó Cristo?

REFLEXIONADO SOBRE LO LEIDO:

  1. ¿Es positivo intervenir en todo problema?
  2. ¿Por qué el silencio es beneficioso en determinadas circunstancias?
  3. ¿Qué diferencias existen entre la sabiduría del hombre y la de Dios?
  4. ¿Qué mensaje te transmite la lectura?

Peticiones libres, acciones de gracias libres. Padre Nuestro, Ave María, Gloria