Oración de la Mañana

22 de octubre

Cierra los ojos y comienza a respirar profundamente 
Concéntrate en tu respiración 
E intenta dejar tu mente en blanco 

Me detengo… 
Respiro… 
Y en este momento de quietud, invoco tu presencia, San Rafael. 

Tú que fuiste enviado como medicina de Dios, 
como alivio para el cuerpo… 
y consuelo para el alma… 

Camina conmigo en este día. 
No como ruido… 
sino como susurro que guía. 

Sana en mí lo que aún no sé nombrar. 
Lo que duele en lo profundo… 
Lo que pesa en el corazón… 

Enséñame a ver con ojos de fe, 
a confiar en el camino, 
aunque no vea el final. 

Tú que acompañaste a Tobías sin que él lo supiera, 
acompáñame también a mí, 
en lo cotidiano, en lo invisible, 
en lo sagrado de cada paso. 

San Rafael, medicina de salvación… 
Sé luz en mi oscuridad, 
paz en mi agitación, 
esperanza en mi espera. 

Me entrego… 
Me abro… 
Y descanso en la certeza de que Dios, por medio de ti, 
me cuida, me sana, me salva.