Oración de la Mañana
30 de enero
Lectura del santo Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».
PALABRA DEL SEÑOR
REFLEXIÓN: En este Evangelio, Jesús nos muestra cuál es su manera de ver la vida a través de las bienaventuranzas. Para Él, felices no son los más fuertes, los que mandan o los que tienen más, sino quienes viven con un corazón sencillo, justo y solidario.
Jesús dice que Dios está especialmente cerca de quienes sufren, de los que trabajan por la paz, de los que buscan la justicia y de los que no responden al mal con más mal. Las bienaventuranzas nos invitan a elegir una forma distinta de vivir, basada en el amor, la misericordia y el respeto a los demás.
Seguir a Jesús significa atrevernos a vivir estos valores cada día, incluso cuando no es lo más fácil, confiando en que ese es el camino que lleva a la verdadera felicidad.
PETICIÓN: Señor Jesús, enséñanos a vivir las bienaventuranzas en lo cotidiano, a ser personas justas, pacíficas y misericordiosas, y a elegir siempre el bien, aunque no sea el camino más sencillo.