Oración de la Mañana

16 de abril

Vamos a escuchar con mucha atención este cuento:  

Un día, una niña llamada Alicia pensó: “Quisiera conocer a Dios. ¿Dónde lo podré encontrar?”. 

Dios escuchó su pregunta y a la mañana siguiente le regaló un bello amanecer. Pero Alicia no le dio importancia. En el colegio, le preguntó a la profesora de Religión y ella le respondió: 

– Dedica todos los días unos minutos a estar en silencio y sentirás a Dios. 

Alicia lo intentó, pero no lo consiguió, pues le gustaba mucho hablar. 

Dios deseaba que Alicia lo encontrara, así que siguió enviándole señales de su presencia. Una tarde, unos pajaritos se posaron en su ventana y comenzaron a cantar una bella melodía, pero Alicia estaba tan distraída jugando que no los oyó. 

Salió a pasear al parque y entró en una iglesia. Pero allí sólo vio imágenes inmóviles, de piedra, que no hablaban, y se marchó de allí. 

Cuando llegó a su casa, su madre se acercó y le dio un beso. Alicia no se dio cuenta; estaba muy concentrada pensando en cómo podía encontrar a Dios. 

Esa misma noche se acostó muy triste porque le parecía que era imposible encontrarse con Dios. Pero mientras dormía, Dios le dijo en sueños: 

 – Alicia, hoy te he enviado muchas señales: el bello amanecer, los pajaritos, la iglesia y el beso de tu mamá. Todos son regalos para que te puedas encontrar conmigo. 

Al día siguiente, Alicia sintió un cambio muy importante en su interior. Al fin lo había encontrado. Sintió que Dios estaba en su corazón, en las personas cercanas y en la naturaleza. 

 REFLEXIÓN: 

¿Y yo, también quiero encontrarme con Dios? Pues, pienso unos segundos donde lo podré encontrar y se lo digo a mis amigos de clase.