Oración de la Mañana

25 de abril

Apariciones a los discípulos – Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: – Paz a vosotros. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: – Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: – Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos. Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: – Hemos visto al Señor. Pero él les contestó: – Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo. A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: – Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: – Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Contestó Tomás: – ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: – ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto. Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de sus discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.

Explicación

Tomás era uno de los seguidores de Jesús a quien le costó más creer que había resucitado su amigo y Señor. Este evangelio que hoy leemos nos anima a creer , acoger y aceptar la buena noticia que recibimos de Jesús : el mal será vencido. El mal, en todas sus modalidades -violencia, traición, odio, egoísmo, mentira, muerte, etc.- fue vencido por Jesús, y quienes creen en él se deciden a batallar contra toda forma de mal con que se encuentren. Para comenzar hay que hacer como Tomás cuando estuvo de cara a Jesús y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío!