Oración de la Mañana

16 de junio

Lectura del santo Evangelio según San Mateo (Mt 9, 36-10, 8) 

En aquel tiempo, al ver Jesús a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”. 
Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias. 
Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero de todos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, que fue el traidor. 
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: “No vayan a tierra de paganos ni entren en ciudades de samaritanos. Vayan más bien en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente”. 

Reflexión 

En el Evangelio de este domingo Jesús «llama»  a los doce y les constituye «apóstoles». Por lo tanto les «manda» hacer lo que hacía él: predicar el reino, cuidar a los enfermos, librar a la gente del miedo y de los poderes demoníacos. Les dice: «Gratis lo recibisteis. Dadlo gratis». 
Aquel día Jesús decidió e inauguró la futura estructura de su Iglesia. Ella tendría una jerarquía, un gobierno, o sea, de los hombres por él «llamados» y «enviados» para continuar su obra. Es por esto que la Iglesia es definida «una, santa, católica y apostólica»: porque está fundada en los apóstoles.