Oración de la Mañana
1 de octubre
EL TORRENTE
Hubo una vez un hilito de agua que, al caer de la montaña, se convirtió en torrente. Y empezó a considerar su importancia, olvidado que debía el agua de lluvia a los arroyos.
- Me hincharé y volveré tan grande como un río –se dijo.
Y sin más comenzó a lanzar sus ondas impetuosas contra la orilla, arrancando con avidez tierra y piedras para ensanchar su lecho.
Y he aquí que llegó el sol y empezó a volcar sus ardientes rayos sobre la tierra. Entonces el pobre torrente se encontró prisionero de todas las piedras que había quitado a la orilla y, con mucha fatiga, debió hacerse un nuevo camino para descender al valle.
“Esta fábula nos enseña que no debemos pretender brillar más de lo que den de sí nuestras propias luces”
REFLEXIÓN
- ¿Pensamos antes de hablar lo que tenemos que decir?
- ¿Nos gusta ser el centro de atención entre nuestros compañeros?