Oración de la Mañana

31 de enero

Día de Todos los Santos 

Silvia y Juan estaban muy contentos pues mañana se celebraba en el colegio el día de «Todos los Santos» y ellos tenían que ir vestidos del santo que les correspondía. 

Su mamá los despertó muy temprano para vestirlos. 

Silvia iría vestida de Santa Ana, ella era la mamá de la Virgen María. 

Juan iría vestido de San Francisco de Asís, él era  un joven que entregó su vida a Dios para predicar su Palabra a través de la pobreza, la alegría y la sencillez. 

Ese día, Silvia y Juan salieron contentos del colegio, todos los niños fueron vestidos de algún Santo… algunos contaron una pequeña historia de la vida del Santo del cual iban vestidos. 

Por la tarde se fueron con sus papás y sus abuelos a misa. Al llegar a la Iglesia toda la familia se arrodilló frente a las imágenes de Jesús y de María. 

Junto a ellos estaba también la imagen de San Francisco de Asís. 

Silvia y Juan se quedaron impresionados al ver aquellas imágenes. Durante la misa se quedaron muy calladitos y atentos. Al salir de misa, Juan le preguntó a la abuela: 

-Abuelita, ¿todos los santos se visten con trajes largos y tienen cara de dolor?. 

-No, dijo la abuelita .¿Vosotros sabéis quienes son los santos? 

-¡Si!, dijo Silvia – Los santos son los días en que festejamos nuestros nombres. 

-No, dijo la abuelita, -Los santos son personas como tú y como yo que amaron mucho a Jesús. Son personas muy buenas que hicieron todo lo que tenían que hacer, muy bien hecho. Viven en el cielo y son muchísimos. Por eso hoy se festeja a todos los santos. 

-¡Ah!, dijo Juan, Entonces, ¿los santos fueron como nosotros? 

-Si, dijo la abuelita, todos podemos ser santos si hacemos nuestros deberes muy, muy bien hechos, si amamos a Dios sobre todas las cosas y si amamos a todos como a nosotros mismos! 

-Entonces, ¿por qué están los santos en la Iglesia? 

-Los santos están en el cielo con Dios, lo que hay en la iglesia son imágenes que nos recuerdan a aquellas personas buenas que dieron ejemplo con su vida y nos enseñan cómo imitar a Jesús. También a los santos les pedimos favores y nos los pueden dar porque ellos son muy poderosos por estar cerca de Dios.