Oración de la Mañana
28 de noviembre
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
PALABRA DEL SEÑOR.
Reflexión – “Estad en vela”
Comenzamos el tiempo de Adviento, un tiempo de espera y de esperanza. El Evangelio de hoy nos invita a estar vigilantes y preparados, como cuando esperamos a alguien importante que va a llegar. Jesús usa ejemplos sencillos: la gente de tiempos de Noé vivía su vida sin pensar en Dios… hasta que de repente llegó el diluvio. No estaban preparados.
Pero Jesús no nos quiere asustar. Lo que nos dice es que no vivamos dormidos, distraídos, olvidando lo importante. No se trata de tener miedo a que “venga el Hijo del Hombre”, sino de vivir despiertos, atentos al bien, al amor, a lo que de verdad vale.
Adviento es un momento para recomenzar, para mirar dentro de nosotros y ver qué cosas podríamos cambiar, qué actitudes queremos mejorar. Dios nos da siempre una nueva oportunidad. No importa si hemos fallado o si nos hemos alejado: siempre se puede volver a empezar.
Estar en vela significa no rendirse, tener los ojos abiertos para descubrir a Jesús en los demás, especialmente en quien necesita una sonrisa, una ayuda o un gesto de cariño. Esa es la mejor manera de prepararnos para su llegada.
Pensamos:
- ¿En qué cosas necesito “despertar” o cambiar para estar más cerca de Jesús este Adviento?
- ¿Cómo puedo ayudar a otros a prepararse también para recibirlo con alegría?