Oración de la Mañana

20 de diciembre

Lucas 1, 39-45

En aquellos días:

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»

 

Explicación

María se pone en camino rápidamente hacia una aldea de la montaña de Judá, deja la casa donde tiene sus costumbres, sus cosas y paz… Aun antes de que nazca su hijo, María lleva a Jesús a los demás, lleva ayuda, vida y felicidad a quien la necesita.

Cuando uno ama es capaz de dejar lo que tiene y ponerse en camino. Viendo esta escena podemos aprender a servir. Servir a quién lo necesite, servir a quién nos pida ayuda o no porque no se anima, servir y ayudar en casa sin protestar. Vivir en cristiano, es vivir como María.

Isabel recibió a la Virgen María con mucha alegría y le dijo: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! El saludo de Isabel nos recuerda que la Virgen María fue elegida por Dios para ser la Madre de Dios. También nos recuerda la generosidad de ella al decir ¡SI! y sus cualidades de humildad, servicio, de escucha orante a Dios.