Oración de la Mañana
22 de diciembre
Lectura del Santo Evangelio según san Lucas:
En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró.
Reflexión
Cerca ya de la Navidad, el evangelio destaca la persona de María, que junto a Juan el Bautista e Isaías, forman el grupo que anuncia, prepara y espera al Señor que llega. El evangelio de hoy nos propone el “plan secreto, mantenido durante siglos oculto”. Este plan se revela en la encarnación de Dios en nuestro mundo. Busca personas que estén dispuestas, en libertad, para participar en ese plan. María con su “Sí” es la principal. Isabel, su prima, también embarazada (de Juan el bautista) también acepta el plan de Dios y, de manera responsable, espera, junto a María, la llegada del fruto de sus entrañas. Hoy también hay personas que quieren ponerse al servicio de los demás y lo hacen. Pidamos al Señor que muchas personas acepten ponerse a disposición de Dios y hagan posible la encarnación de su amor.
Vivamos estos días de encuentro familiar con la alegría de sabernos amados por Dios que se hizo Hombre en Belén. Adorémoslo al igual que lo hicieron los Reyes Magos y los pastores. ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!