Oración de la Mañana

16 de diciembre

 

Una alegría imparable acompaña la noticia de la llegada de Dios y va a inundar con descarada elección a unos grupos humanos caracterizados por sus carencias y que, según los criterios que se manejan normalmente, no suelen ser sus destinatarios habituales:

  • Los de manos débiles y rodillas temblorosas.
  • Los ciegos, sordos, cojos y mudos.
  • Los hambrientos, cautivos, doblados e inválidos.
  • Los leprosos y pobres de solemnidad.

La alegría que se proclama es una alegría selectiva, como lo será la estrella que verán los magos y que no se detendrá en el palacio de Herodes en la gran Jerusalén, sino sobre el descampado de Belén donde estará el Niño.

Oramos. –

Que llegue hasta nosotros tu alegría, Padre.
Y que sepamos extenderla
Y hacerla posible a todos los que se ven injustamente privados de ella.

Que tu Iglesia sepa ofrecer en medio del mundo
Los mismos signos que ofreció Jesús:
Hombres y mujeres rehechos
Y de buenas noticias para los pobres.

Te pedimos la paciente constancia
de trabajar generosamente por tu Reino,  a
la vez que lo esperamos gratuitamente de ti.