Oración de la Mañana

26 de abril

Lectura del santo Evangelio según san Juan

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra de Dios

Reflexión

Un sarmiento fuera de la vid no es nada más que palos secos que se pudrirán y han de desaparecer consumidos por la intemperie. Si nosotros, los cristianos, no permanecemos junto a Jesús, la “vid”, estaremos condenados a secarnos y morir como comunidad cristiana. En cambio, unidos a Jesús, estamos destinados a producir amor, a ser testigos de la vida para todos los que se nos acerquen. Seguiremos dando frutos para mayor gloria de Dios y vida para el mundo.