Oración de la Mañana
13 de septiembre
Evangelio: Mc 8,27,36
27Después Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?». 28Ellos le contestaron: «Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas». 29Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?». Tomando la palabra Pedro le dijo: «Tú eres el Mesías». 30Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. 31Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días». 32Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. 33Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!». 34Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. 35Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. 36Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?
Reflexión
Jesús hace una especie de prueba a los suyos para saber el grado de conocimiento y percepción de su persona. Pedro, como portavoz del grupo, responde:”¡Tú eres el Mesías!”.
Pedro y los discípulos no comprenden todavía qué tipo de Mesías es Jesús y él sigue enseñándoles. Para formar parte de su grupo deben cumplir algunos requisitos: olvidarse de sí mismos, cargar con su cruz y seguirlo. Pero, ¿qué quiere decir todo esto? El seguimiento implica negación de uno mismo, tomar una decisión y tener capacidad de escucha. No es una tarea fácil, pues implica sacrificio y entrega total. Por eso Señor, pedimos tu apoyo para asumir los compromisos de este seguimiento.