Oración de la Mañana

15 de septiembre

Lectura del Santo Evangelio según san Mateo:

1Acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». 22Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. 23Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. 24Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. 25Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. 26El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. 27Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. 28Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. 29El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”. 30Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. 31Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. 32Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. 33¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. 34Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. 35Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano». 

Reflexión:

“Perdónanos como nosotros perdonamos”. Qué fácil es repetir esta frase en la oración del Padrenuestro que recitamos todos los días. Pero qué difícil es hacerla realidad en nuestra vida diaria. Pidámosle hoy al Señor que sepamos perdonar de corazón, que no sea sólo de palabra. Que colaboremos en la construcción del Reino de Dios sin mentiras, odios, ni rencillas. Le pedimos, en cambio, paciencia para comprender al hermano que nos molesta al tiempo que le pedimos para que su corazón se convierta en un corazón limpio y sin rencor.