Oración de la Mañana

20 de septiembre

Evangelio: Mc 9,30-37 

 

30Se fueron de allí y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, 31porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará». 32Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. 33Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?». 34Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. 35Se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». 36Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: 37«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».  

Reflexión 

El evangelio que acabamos de leer nos narra la segunda vez que Jesús anuncia su pasión. Él dedica tiempo a enseñar a sus discípulos. Lo primero que les dice es cómo terminará su vida. Pero en lugar de escucharle, los discípulos se pelean por el tema del rango de cada uno. Jesús les corrige poniendo condiciones para el que pretende ser grande: el SERVICIO a los demás. Debemos superar el egoísmo, ya que este nos lleva a la división, la desunión, la rivalidad y, lo peor de todo, nos hace insensibles para con los demás. Jesús, ayúdanos a vivir el valor del SERVICIO A LOS DEMÁS en nuestro día a día.