Oración de la Mañana

29 de octubre

LA ALFOMBRA MÁGICA 

La familia Pin vivía en una casa muy grande. En el salón había una alfombra vieja y descolorida. Como era tan fea la madre la había apartado en un rincón, con una mesa y un jarrón encima. 

Nadie sabía que esta alfombra era mágica. Si alguien pronunciaba la frase “Gracias por todo”, la alfombra salía volando. 

Como todas las tardes, la familia se reunía en el salón y, muy calladitos, veían la televisión. Nunca hablaban de nada; sólo miraban el televisor. 

Pero una tarde, ¡plaf!, saltó una chispa y el televisor se estropeó. ¡Oh! ¿Qué haremos? Llamaremos al técnico, dijo el padre. Y…, hasta que venga, ¿qué? Pues hablaremos de cosas. El padre y la madre y los hijos empezaron a hablar del trabajo, del colegio, de los amigos, de la casa… Cuando se iban a la cama, el niño pequeño dijo: Me lo he pasado muy bien hablando con vosotros. “Gracias por todo”. Dicho esto, la alfombra se elevó hasta el techo con la familia, la mesa y el jarrón, y salieron volando por la ventana. 

Desde lo alto, veían las estrellas muy cerca, y abajo, las luces de la ciudad. Ahora la familia Pin no sólo ve la televisión, sino que todas las tardes vuelan en su alfombra mágica sobre la ciudad y hablan de sus cosas. 

REFLEXIÓN 

  • ¿Qué acción buena realiza la alfombra mágica? 
  • ¿Podemos tener una alfombra mágica en clase, en casa…? ¿Cómo, cuándo…?