Oración de la Mañana

14 de noviembre

  La silla vacía 

Érase una vez un niño, Amador,  que se quedaba en el comedor del colegio.  A la hora de la comida el encargado siempre bendecía la mesa con estas palabras: “Ven, Señor Jesús, sé nuestro huésped y bendice nuestra comida”.  

Después de escuchar muchas veces la misma oración, Amador le dijo: “Siempre le pides a Jesús que venga, pero nunca viene. ¿Vendrá algún día?” El encargado le dijo: “Si lo quieres de verdad, vendrá”. 

Amador  dijo: “Yo sí quiero que venga, voy a poner una silla junto a la mía para que pueda sentarse cuando venga”. 

Aquel mismo día, un niño nuevo, Julián,  había llegado al colegio. El encargado le indicó que se  sentase en la silla vacía. Julián se sentó y Amador le pasaba la comida y se puso a hablar con él. 

Amador dijo al encargado: “Probablemente Jesús no podía venir y ha enviado a este niño en su lugar”.El encargado le dijo: Así es, Jesús está en cada uno de nosotros, y cuando acogemos a otro, cuando compartimos lo que somos y tenemos, cuando ayudamos al que está a nuestro lado, es como si se lo estuviéramos haciendo a Él mismo. 

Desde aquel día Amador estaba muy pendiente de los que estaban a su lado para ver si podía ayudar. 

 

Reflexión: 

¿Qué nos enseña esta historia? 

¿Qué quiere decir lo que le dijo el encargado al final a Amador? 

Traemos al corazón un momento en el que yo ayudé a alguien, piensa que estabas ayudando a Jesús.