Oración de la Mañana

17 de noviembre

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo:

   En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: 15a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. 16El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. 17El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. 18En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. 19Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos. 20Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. 21Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. 22Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. 23Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. 24Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, 25tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. 26El señor le respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? 27Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. 28Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. 29Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. 30Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”». 

Reflexión 

Hoy se celebra la festividad de los copatronos de Córdoba, dos hermanos que fueron martirizados en el siglo IV. 

El 17 de noviembre del año 313, el prefecto romano de Córdoba Dion, durante la gran persecución del emperador Diocleciano, torturó hasta su muerte a los hermanos Acisclo y Victoria, actuales patrones de Córdoba, bajo el decreto dictado que ordenaba acabar con la vida de los seguidores cristianos. ¿Qué se sabe de estos dos mártires? En la tradición martirológica queda descrita la pasión de estos santos con gran lujo de detalles: Dion ordenó meter a Victoria y Acisclo en un horno. Cuando el prefecto escuchó sus cánticos mandó que se les arrojara al río Guadalquivir atados a piedras. Ambos santos aparecieron flotando sin sufrir daño. Se dictaminó entonces que se les colocara sobre un fuego. Sin embargo, el fuego escapó del control de los verdugos y se afirma que murieron muchos paganos sin que los santos se vieran afectados. Se dio finalmente la orden de su decapitación, razón por la que el santo es representado con una línea roja de sangre en el cuello. Victoria fue asesinada con flechas. Sus reliquias fueron halladas en la parroquia de San Pedro el lunes día 21 de noviembre del año 1575 con motivo de unas obras realizadas en esa iglesia. En el lugar de su martirio se alzó el convento de los Santos Mártires. En la confluencia de las calles Lineros y Candelaria había un altar. Un centenario colegio lleva el nombre de Santa Victoria, así como la parroquia del barrio del Naranjo. La de Valdeolleros porta el de San Acisclo. Y en el nuevo Puente Romano, una hornacina recuerda a ambos, con sus nombres y las palmas simbólicas del martirio. Y, como no, la ermita construida en 1881 sobre los terrenos del antiguo convento de los Santos Mártires, en la Ribera, frente al Molino de Martos.