Oración de la Mañana

15 de diciembre

 

Lectura del Santo Evangelio según san Juan:

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?». Él confesó y no negó; confesó: «Yo no soy el Mesías». Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?». Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el Profeta?». Respondió: «No». Y le dijeron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías». Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?». Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia». Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando. 

Reflexión 

El tercer domingo de Adviento, el de la alegría (Gaudete), presenta la figura de Jun el Bautista, el que prepara la llegada del Mesías con un bautismo de conversión. En todo momento le da importancia al que llega y para el que trabaja. Lo identifica como testigo de la luz que es Cristo. Cuántas veces queremos ser los primeros, destacar sobre los demás. Pocas veces nos acordamos que, para Jesús, el primero es el que se hace servidor de los demás. Que la alegría de saber que llegas nos inunde y podamos propagarla en nuestros ambientes.