Oración de la Mañana

14 de mayo

Hoy, aprovechando que estamos en el mes de mayo, mes de la Virgen María,  vamos a conocerla un poquito más. Ella era una mujer prudente y preparada para el papel que Dios le tenía encomendado, MARÍA TENÍA UN CORAZÓN PREPARADO PARA AMAR. 

María fue educada en la fe de Israel, con  trece o catorce años era una joven mujer hebrea preparada para el matrimonio. Estaba lista para afrontar una vida responsable como mujer de su tiempo: sabía hacer todas las tareas de la casa: amasaba el pan, tejía, ordeñaba la cabra, traía el agua con el cántaro sobre la cabeza de la fuente a la casa, limpiaba, preparaba la comida, lavaba la ropa, etc. Era toda una mujercita, en ese tiempo, ya podía engendrar a un hijo y dar a luz. 

En los evangelios de Lucas y Mateo, cuando nos hablan sobre la juventud de la Virgen, nos dicen que  María y José estaban ya desposados, pero no vivían aún juntos.  

María prometida a José tiene su corazón dispuesto para emprender la aventura del amor al otro hasta el don de sí misma. Y en estas entre medias, en ese tiempo intermedio que había en el matrimonio judío (de seis meses a un año), desde la promesa a la ceremonia del traslado a la casa del novio, Dios irrumpe en la vida de la joven mujer hebrea, de María,  de una forma inaudita. No sabemos cómo fue esa experiencia- vocación que Dios le plantea en su vida. En la biblia Lucas nos transmite el diálogo con un ángel. En su corazón, como en el de todos los mortales, María se siente turbada, y se pregunta ¿cómo será eso? Tiene una convicción clara que nace de su fe: “para Dios nada es imposible.” (Gén 18,14). 
María se sumerge en la experiencia de Dios con la audacia que da la juventud y su corazón  siente, seguramente algo parecido al enamoramiento.