Oración de la Mañana

11 de octubre

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 17-30 

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:
«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». 

Jesús le contestó:
«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre». 

Él replicó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud». 

Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico. 

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
«¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!». 

Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:
«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios». 

Ellos se espantaron y comentaban:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?». 

Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo». 

Pedro se puso a decirle:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». 

Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna». 

Reflexión  

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades y a cuestionar dónde ponemos nuestra confianza. Jesús nos llama a desprendernos de las riquezas materiales y a seguirlo con un corazón libre y generoso. La verdadera riqueza, según Jesús, no está en los bienes materiales, sino en nuestra relación con Dios y en la capacidad de amar y servir a los demás. 

¿Qué piensas sobre este mensaje? ¿Te resulta difícil desprenderte de algunas cosas para seguir un camino más espiritual?