Oración de la Mañana
14 de octubre
BUSCAR A DIOS DONDE SE ENCUENTRA
El ermitaño, en oración oyó claramente la voz de Dios. Le invitaba a acudir a un encuentro especial con Él. La cita era para el atardecer del día siguiente, en la cima de una montaña lejana.
Temprano se puso de camino; necesitaba toda la jornada para llegar al monte y escalarlo. Ante todo, quería llegar puntual a la importante entre- vista.
Atravesando un valle, se encontró a varios cam- pesinos ocupados en intentar controlar y apagar un incendio declarado en el bosque cercano, que amenazaba las cosechas y hasta las pro- pias casas de los habitantes. Reclamaron su ayuda porque todos los brazos eran pocos. Sintió la angustia de la situación y el no poder detenerse a ayudarles. No debía llegar tarde a la cita y, menos aún, faltar a ella. Así que con una oración que el Señor les socorriera, apresu- ró el paso, ya que había que dar un rodeo a causa del fuego.
Tras ardua ascensión, llegó a la cima de la mon- taña, jadeante por la fatiga y la emoción. El sol comenzaba su ocaso; llegaba puntual, por lo que dio gracias al cielo en su corazón.
Anhelante esperó, mirando en todas las direc- ciones. El Señor no aparecía por ninguna parte. Por fin descubrió, visible sobre una roca, algo escrito. Leyó: “Dispénsame, estoy ocupado ayudando a los que sofocan el incendio”.
Entonces comprendió dónde debía encontrarse con Dios.