Oración de la Mañana
15 de noviembre
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 13, 24-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En aquellos días, después de la gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre».
Reflexión:
Jesús habla sobre los eventos que precederán su segunda venida. Este pasaje se sitúa en un contexto apocalíptico, lleno de imágenes dramáticas y poderosas: el oscurecimiento del sol y la luna, la caída de las estrellas y el estremecimiento de los cielos.
Jesús utiliza estas imágenes para transmitir la magnitud del evento que está por venir. Al describir cómo el Hijo del Hombre vendrá con gran poder y gloria, es un recordatorio de la soberanía divina y el eventual triunfo sobre el mal. La parábola de la higuera que sigue estos eventos sirve como una metáfora de la necesidad de estar atentos a los signos de los tiempos y preparados para su llegada.
Además, este pasaje también subraya la incertidumbre del momento exacto de estos eventos, recordándonos la importancia de vivir con un espíritu de vigilancia y fe constante. Nadie sabe el día ni la hora, lo que nos llama a mantenernos firmes en nuestra fe y preparados en todo momento.