Oración de la Mañana
14 de noviembre
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes.
Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».
Reflexión:
Los discípulos estaban impresionados con el templo: grande, hermoso, lleno de adornos. Pero Jesús les dice algo que rompe sus esquemas: “No quedará piedra sobre piedra”. Es decir, todo eso tan impresionante pasará.
Jesús les enseña que lo importante no son las apariencias ni las cosas que se destruyen, sino la fuerza del corazón y la fe que resiste incluso en tiempos difíciles. Habrá guerras, problemas, injusticias, momentos en los que seguir a Jesús no será fácil. Pero Él promete algo que da mucha paz: “Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”. Eso significa que, aunque todo se tambalee, Dios no se olvida de nosotros. Lo que cuenta no es tener una vida perfecta, sino mantener la esperanza y la confianza, incluso cuando las cosas van mal. Jesús nos invita a perseverar, a no rendirnos, a seguir creyendo que el bien y el amor siempre tienen la última palabra.
Preguntas para pensar o rezar en silencio
¿En qué momentos me cuesta mantener la fe o la esperanza?